
Inaugurado en Berna en el 2005, recoge la mayor colección de obras del pintor helvético en un edificio proyectado por el arquitecto genovés
Renzo Piano.

Tres colinas de cristal y acero dan forma a una arquitectura en harmonía con el paisaje montuoso alrededor e inspirada en la idea de capturar el sentido de ligereza y de luz y la preciada relación con la naturaleza que caracterizan la obra de Klee.
El viaje histórico está en las salas de la primera planta donde Renzo Piano resolvió con inteligencia los problemas expositivos, haciendo bajar las paredes desde arriba y manteniéndolas suspendidas a pocos centímetros del suelo.

A diferencia de los museos tradicionales, el Centro Paul Klee no permite la luz natural en los espacios expositivos. Las técnicas utilizadas por Klee, a menudo acuerelas, o incluso óleos, sobre papel; determinan una fragilidad especial de las obras. Sería por lo tanto peligroso exponerlas a la luz natural.

El proyecto luminotécnico preve una sabia mezcla de luz indirecta e directa obtenida gracias a Le Perroquet en dos versiones, suspensión y raíl.
El museo está iluminado por la luz natural en la fachada oeste. Desde aquí los rayos solares se vierten al interior del edificio y se expanden en las varias salas a través de las pantallas translúcidas que los atenuan y filtran. También las carreteras y los espacios exteriores se han iluminado con Lingotto, Woody y Light Up Walk en versiones de halogenuros metálicos con potencias variables. Algunos Light Up utilizan lámparas halógenas de bajo voltaje con potencia de 100 W.

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